Guardando la balaustrada superior de la Puerta Medieval de Santa María de Burgos aparecen como tenantes dos personajes singulares; dos Mazeros.
La citada Puerta que fue acceso principal a la ciudad, fue remozada como Arco Triunfal en honor del Emperador Carlos I y en ella se sitúo a partir de 1322 el “Regimiento de la Civdad”, lo que hoy llamaríamos Ayuntamiento, que ya en 1616 fijó ordenanzas sobre su forma de asistir a actos oficiales: “se junte la Justicia y cavalleros deste Ayuntamiento en esta torre dentro de la pieza deste regimiento y della salgan juntos en forma de Çiudad con sus mazeros delante... y que este orden se tenga de aqui en adelante”.
Al menos desde entonces, la Corporación Municipal de Burgos asiste a los actos oficiales “bajo mazas”, que dicho así parece que se les obliga a asistir bajo la amenaza de la maza, pero no, veamos sus porqués.
Ya en el Paleolítico Superior nuestros antepasados de Atapuerca aprendieron a enastar sus bifaces líticos transformando el utensilio en arma y creando así una primitiva maza que se fue perfeccionando.
En nuestra Baja Edad Media la maza es ya una eficaz arma que portan los paladines más esforzados, con la que solían escoltar y acompañar al Rey, Condes, Jueces y otros líderes naturales, convirtiéndose la maza de esta forma en alegoría de su autoridad tanto militar como política y judicial, pasando a ser un “arma de parada”; más suntuosa que eficaz, que a la vez sirve como objeto de carácter que da boato y esplendor
Anteriormente, durante nuestra romanización habíamos visto llegar hasta aquí a los Emperadores siempre precedidos de sus turiferarios tal y como nos explica Covarrubias en su Diccionario de Autoridades donde dice que: “estas mazas tienen la forma del badillo o “batillum” que antiguamente llevaban los emperadores romanos que consistía en un cetro con un turíbulo o braserillo en la parte superior, en que se llevaban perfumes olorosos”, lo que puede explicar las formas que van adquiriendo posteriormente las mazas.
Ya en el S XIV, aparece la figura de los llamados “Ballesteros del Rey” antiguo oficio de la Casa Real de Castilla como reconoce el Diccionario de la Real Academia. Unos de estos eran los llamados “Ballesteros de Maza” como aquellos que acompañaban al Rey Burgalés D. Pedro I, quien en 1351, mediante ellos, tuvo que resolver de forma ejecutoria la alta traición que contra él estaba tramando su hermano bastardo Enrique, quien trataba de arrebatarle el Trono; “..y mandó a los Ballesteros de Maza de la su guardia la acabasen” (Crónicas del Rey Don Pedro).
En la antigua Enciclopedia Española de Derecho llamada: “Nuevo Teatro Universal de la Legislación de España e Indias” se dice que: “Ballesteros, en fin, se llamaron los porteros y mazeros que alguna vez suplían la ineficacia de los alguaciles para hacer efectivas las ordenes, equivaliendo a jueces ejecutores o de apremio”.
Tal y como anteriormente se había dictado en las Ordenanzas Reales de Castilla de 1484: “Ordenamos que cuando los alguaciles de la nuestra Corte o alguno de ellos no cumplieren lo que nuestros alcaldes les enviaren mandar por su carta, mandamos a cualquier de nuestros Ballesteros de Maza de la nuestra Corte, a quien los nuestros alcaldes o alguno de ellos lo mandaren que lo cumplan”
De aquellos “Ballesteros de Maza de Castilla” llegamos a nuestros “Mazeros de la Ciudad de Burgos” quienes aun portan sobre sus hombros sus “Mazas Ceremoniales” de plata cincelada con los blasones de la Ciudad y que acompañan a la Corporación Municipal.
Delante de ella van dos “Mazeros Mayores” mientras que otros dos llamados “Menores” flanquean al Alcalde, todos llevan suntuosos ropajes derivados de los de aquellos ballesteros y heraldos medievales.
Los Mayores se tocan de montera de seda purpúrea almenada de galones de oro y provista de vistoso airón de avestruz blanco, amplia gorguera, y sobre el balandrán de seda púrpura llevan una imponente gramalla a modo de librea medieval que se definía como “una ropa roçagante de grana o terciopelo carmesí, con ciertas insignias de oro, la cual traen los jurados”, y que va acuartelada por detrás y por delante de doce escudos alternos de Castilla y de Burgos, completan sus vestidos de calzas bermejas y borceguís.
Además de todos estos
considerandos; tampoco hubiéramos de olvidar a otras figuras históricas que portan
mazas desde tiempos inmemoriales, entre ellas cabe destacar al “Tambor Mayor”
de la Infantería Española, siempre con su maza o “porra” como distintivo jurisdiccional
de su Coronel, y que ya está documentado en los Viejos Tercios de Castilla.
Este Tambor Mayor, solía ser un
sargento veterano, quien lujosamente ataviado, iba siempre blandiendo su maza
delante de las tropas en sus desplazamientos, e incluso se adelantaba al mando
de un pelotón aposentador, para una vez elegido el lugar donde pudieran
acantonarse las tropas clavar sobre un altozano su porra, para que los demás establecieran
sus campamentos en torno a aquella maza.
Esta porra enhiesta seguía
representado a la autoridad y sustituía al hito jurisdiccional castellano y era
el lugar donde el mando reunía a la oficialidad para impartir órdenes al toque
de “llamada”, lo mismo que era el sitio donde debían reunirse los corrigendos o
arrestados, a quienes allí se les enviaba,-sin acritud-, con una lacónica orden:
-“Vaya usted a la porra señor soldado”, de donde deriva la frase aun conocida en
nuestro días.
Aquellos gallardos Tambores
Mayores de los Tercios de Infantería Española, también conocidos como "mayores". dejaron su impronta por toda
Europa siendo copiados por el resto de ejércitos donde aun se puede ver a esta
figura precediendo a las tropas, siempre con su maza, e incluso posteriormente adaptadas, en
su versión femenina, a las “majoretes” o “mayoretes”, término que se deriva de “mayor”
y quienes aun portan, –gentilmente-, una de aquellas mazas.
TAMBOR MAYOR DE LA INFANTERÍA ESPAÑOLA
MAYORETE ACTUAL CON SU MAZA