sábado, 23 de mayo de 2009

LOS TIMBALEROS DE BURGOS

Entre las muy diversas manifestaciones de nuestro bagaje cultural más tradicional están los llamados “Timbaleros de la Ciudad de Burgos”, solemnes figuras que con sus sones y marchas nos retrotraen a nuestro más glorioso medioevo como Cabeza de Castilla.





Se sabe que desde tiempos inmemoriales convocan con sus clarines a regidores, munícipes y vecinos cuando hay concejo, antaño desde el ajarafe de la Torre de Santa María y ogaño desde la balconada del Consistorio.
Y es cosa muy de ver y oír como aun; cubiertos de bicornio, vestidos de librea azur con abotonadura dorada y orlas encarnadas; calzón a media pierna con medias blancas y calzados de zapatos de hebilla, salen enfáticos a los balaustres para “Tocar a Concejo” por tres veces; espaciadas cada cuarto, antes de la sesión.

Cuando la Corporación Municipal acude de ceremonial en “Acto de Ciudad” va, como es de costumbre, acompañada de estos Timbaleros, que en realidad es un solo Timbalero más dos Clarineros y dos Portadores que para estos actos van revestidos a la antigua usanza de los “Ministriles de Castilla”.




Los tañedores vienen tocados con montera castellana de satén labrado de damasco encarnado con filetes dorados y garzota blanca, anchuroso gorjal alechugado, sobre la almilla de seda escarlata llevan a juego ropón a modo de dalmática con gran Blasón de Burgos centrado al pecho, calzón corto con calzas y escarpines altos, todos bermejos.
Los Portadores llamados “Mozos del Peso” traen los dos atabales de caldera sobre una tablazón recubierta de estambre arrebolado con guarniciones de oro y la “Insignia de la Ciudad”, visten como los tañedores, cambiando el ropón por un balandrán de velludo con sendos escusones al uso de los corchetes.

Los cinco sones que van mudando al tañer, arrancan del medievo, siendo legados de maestro a maestro desde entonces. Uno de ellos es la “Marcha de la Ciudad” y otro la “Marcha de Castilla” que del mismo modo suenan para iniciar o cerrar o dar aura a hechos de desusada nombradía.



A la sazón de esta misma manera acuden como añafileros en las lidias de los toros con ropajes parejos pero más sutiles para aliviarles de la acrecentada calor que acostumbra.

1 comentario:

BLOGOCHENTA dijo...

Pues a danzar y bailar en las fiestas de este suelo bendito