jueves, 19 de julio de 2018

TOQUES DE CAMPANA




En los pueblos y en las ciudades, antiguamente, la vida se regía por los diversos toques de campana que efectuaba el sacristán o el campanero, si lo había, y servían tanto para anunciar un determinado culto que iba a comenzar en la Iglesia como para avisar de alguna tarea sobrevenida a realizar por los vecinos, como pudiera ser apagar un incendio. A continuación especificaremos algunos de ellos:

Tocar al alba: Se realizaba al salir el sol, y se daban sobre diez toques de campana, al fin de avisar a los vecinos la conveniencia de abandonar el lecho y comenzar las faenas cotidianas.

Tocar a maitines: Toque al amanecer para avisar de los rezos que debían efectuarse a aquellas horas.

Tocar a las horas: En algún pueblo se daba un toque cada hora, con un número determinado de campanadas según la hora que era, era lo bastante lento como para poder contar las campanadas.

Tocar a Misa: Llamar a Misa tanto los Domingos y fiestas de guardar como cuando hay alguna desacostumbrada, (véase dar las terceras). Se podían considerar tres tipos de misa: diaria, con un toque largo efectuado por una campana sola, misa dominical, que se anunciaba volteando una o más campanas, misa festiva con volteo de todas las campanas y repique.

Tocar a alzar a ver a Dios: En algún pueblo se daba este toque durante la consagración, aunque lo normal era tocar la campanilla cuando el sacerdote levantaba el cáliz y después cuando se arrodillaba.

Tocar a oraciones: En alguna otra localidad se solía recordar con este toque las diferentes rezos a realizar a lo largo del día.

Tocar al Ángelus: Era un toque breve de una sola campana que tañía doce veces para indicar la hora de las doce del mediodía, se llamaba a oración a los vecinos para recordar el misterio de la Encarnación y homenaje a la Virgen María.

Tocar a mediodía: Unas veces a las doce y otras a la una, se tocaba la campana para avisar a los vecinos de que ya era hora de dejar la labor e ir a casa a comer.

Tocar a muerto: Toque cuando había muerto algún vecino del pueblo, se solía tocar cada hora del día, hasta el comienzo del funeral y el último toque se efectuaba en el momento de dar tierra al difunto. Este era un toque lento donde se alternaban la campana aguda con la grave, en algunos sitios las llamaban “la macho y la hembra”.

Tocar clamores: Toque que se daba al terminar el de muertos para diferenciar quien había fallecido; si se daba una sola campanada, (clamor), el difunto era un hombre, mientras que si se daban dos toques se trataba de una mujer.

Tocar a Gloria: Para esto hay tres posibilidades; la primera es de cuando muere un niño o una niña, caso en el que se daban tres clamores, era un toque festivo, pues se consideraba que el niño era un alma pura, que no le había dado tiempo a pecar, por lo que entraba en el cielo inmediatamente. Por otra parte era un toque de todas las campanas repicando que se efectuaba el Sábado Santo, cuando se consideraba y festejaba que había resucitado Cristo. Y la tercera opción con volteo de todas las campanas y repique, era cuando venía el Arzobispo, o se entronizaba a un nuevo Papa.

Tocar a las ánimas: Toque de los días 1 y 2 de Noviembre; Día de los Santos y Día de difuntos, por la noche, los mozos se encargaban de tocar a muerto, cada dos horas, durante toda la noche, hecho este que se repetía a los ocho días.

Tocar a procesión: En este caso se volteaban todas las campanas desde que la imagen del santo sale de la iglesia hasta que regresa, el sonido de las campanas se entremezcla con el de los cohetes y la música que acompaña a la procesión.

Tocar a vísperas: Se volteaban las campanas al atardecer, para anunciar que al día siguiente era una fiesta importante, o la fiesta mayor del pueblo, para que las gentes preparasen y limpiasen la plaza para el baile y las calles, sobre todo por donde había de pasar la procesión, a veces el volteo terminaba, cada vez, con repiques intermitentes. Otro toque de vísperas era el de oración al atardecer, se trataba de un toque corto de una campana sola.

Tocar a gordo: Se decía por los mozos cuando habia que tornear todas las campanas con motivo de Día de Fiesta.

Tocar a Rosario: Durante el mes de Mayo (mes de María, o de las flores), durante la Cuaresma y en Noviembre, (mes de difuntos), era normal convocar a los vecinos a la iglesia para rezar el rosario, toque este que solía coincidir con el de vísperas para rezar.

Tocar a Viático: Este era un toque lento de una campana, que se efectuaba cuando el cura con el monaguillo se dirigían a la casa de un moribundo portando el Santísimo, aunque, a veces era tan solo acompañado por el toque de campanilla del acolito, en cualquier caso la gente se arrodillaba a su paso.

Tocar a Concejo: En los pueblos; cuando el Alcalde quería reunir a los vecinos para tratar o informales de algún asunto, se daba un toque rápido y corto de campana, no así en las ciudades, como en Burgos, que aquí salían los timbaleros al balcón del Ayuntamiento a tocar sus clarines, (ver tocar a concejo y los timbaleros de la ciudad de Burgos).

Tocar a perdido: Cuando se temía que alguno se había extraviado de noche, se volteaba intermitentemente una campana para ayudarle a localizar el pueblo, por el sonido, el mismo toque se hacía cuando había niebla o nevadas.

Tocar a rebusco: Este toque era para señalar a todos que ya se había acabado de vendimiar, por lo que se les autorizaba a que entrasen a las viñas a rebuscar los racimos que se hubiesen quedado en las cepas.

Tocar a bueyada: Era un toque corto de una campana, y al terminar este se indicaba con uno, dos, o tres campanadas, el término donde podían ir a pastar las parejas de bueyes al día siguiente.

Tocar a rebato: Se trataba de un toque de alarma, para señalar o prevenir de un peligro, era un toque rápido y alarmante de una campana con el que se traba de congregar a los vecinos para responder a la peligrosa eventualidad.

Tocar a quema: Este era un toque de campana largo y rápido, convocando a acudir al incendio para apagarlo, y al oírlo, los vecinos, todos, se acercaban provistos de calderos para hacer la cadena de transporte de agua, mientras que si el humo se divisaba en el monte, solo acudían los varones provistos de hachas.

Tocar a tentenublo: Este toque se efectuaba con todas las campanas a su máxima potencia, para tratar de parar con su sonido una tormenta y así diluir los granizos o rayos que pudieran descargar. El sonido de las campanas se solían acompañar con unas letrillas: “Tente, nublo, / tente tú ,/ que Dios puede / más que tú”. O esta otra: “Tente nublo, / tente tu, / tente, / tente, / que no mates a la gente, / que no mates al pastor, / que no mates las ovejas de San Antón”.

Tocar a yelo: Tocar a hielo, para evitar las heladas que pudieran aniquilar los campos y sembrados.



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