jueves, 10 de abril de 2008

EL BOFORDO

El Bofordo o hastiludium es nuestro “Juego de Bofordar”, también denominado “Lanzar a tablado”, se trata de una justa o torneo que se viene realizando en Burgos, con alguna interrupción, desde el S VIII, al menos y donde aún se recuerda a los afamados “Bofordadores Burgaleses” que incluso cuentan con sitio y calle en su memoria y aún se celebran este tipo de torneos con motivo de algún fasto.
Además del nombre de la competición, el bofordo es un venablo corto arrojadizo muy a la usanza de los godos, al que la RAE llama bohordo, en francés es “bohort”, en la Crónica Godo lusitana (1140) se cita como “buffurdium” y en la “Estoria” de Alfonso X “El Sabio” ya se denomina “bofordo”:
“demandó por un caballo é tomó un bofordo en la mano, é fuese al tablado”

En el Poema de Fernán González se nos narra que en el 932 durante los desposorios de “El Buen Conde”, que era como le llamaban, con doña Sancha hija de Sancho I de Navarra, ya hubo juegos de bofordar, según las costumbres de la época para mayor esplendor de los esponsales:

Fuéronse para Burgos cuando ir se podieron;
Luego que alli llegaron grandes bodas fecieron;
Non alongaron plazo, bendiciones prendieron;
Todos, grandes e chicos, muy gran gozo hobieron.

Alanzaban en los tablados todos caballeros;
A tablas e escaques jugan los escuderos;
De otra parte mataban los toros los monteros;
Habia ahi muchos cítulas e muchos violeros.

En el Cantar de Mío Cid se cita como “Los Juegos de tener armas y quebrantar tablados” y nos explica en el episodio de las Bodas que dichos juegos consistían en matar muchos toros, alanzar tablados y bofordar:

Todas las gentes del Cid con júbilo los miraban,
Las armas iban jugando, los tablados derribaban”.

“Los Siete Infantes de Lara” comienza con:
“Los Bofordadores en las bodas de Doña Lambra”:

Andudo con sus compañas fasta a Burgos llegare,
por veer los trebejos que fazían e el tablado lançare,
para doña Llambra con sus dueñas mandó ý tienda armare.

Primero lançó su vara el conde Garci Fernández
e después lançó otrosí el bueno de Ruy Velázquez,
e después Muño Salido, el que bien cató las aves,
e muchos de otras partes; e desí lançó Alvar Sánchez.

En este episodio se narran las bodas en Burgos de doña Lambra de Bureba con Ruy Blazquez, a las que asistió García Fernández “El de las manos blancas”, segundo Conde de Castilla, hijo de Fernán González y primo de la desposada. Siguiendo la costumbre, para dar realce a las nupcias, se jugaba el bofordo, para ello se montó un alto tablado en la glera de Burgos. Los bofordadores salían uno por uno, a galope tendido de su caballo para arrojar un solo bofordo contra un castillete de madera que se erigía sobre el tablado, quien tenia tanta pujanza en su brazo y tanta destreza como para derribarlo de un solo golpe certero era considerado como campeón, aunque también se consideraba el traspasarlo de parte a parte:

Esforçandose de ferir aqueill tablado et destruyr segunt su poder

Con ocasión de las largas estancias en Burgos de Felipe el Hermoso junto a su esposa la Reina Juana también se juega el bofordo, según relata Antoine de Lalaing en su “Voyage de Philippe le Beau en Espagne (1501), e incluso hay quien dice que el propio Rey participó en la liza junto a cincuenta gentilhombres.

Estas justas están reguladas por muy exactas normas:

-Se debe contar con autorización para celebrarlas y se debe pregonar la fecha y lugar donde se han de realizar para conocimiento general.

-Para evitar daños, los bofordos deben tener la punta amolada o protegida con una funda de hueso: “fierro ninguno agudo, enbotado ni enquara taillado, con sortilla de fierro o de cera o de huesso”. Incluso en alguna ocasión se indica expresamente que las armas no deben llevar casquillo: “todo cauallero que traxiere fierro en la lanza el día que ixieren a bofordar pecho ii morabetinos a los otros caualleros et si trayendo fierro fiziesse danno peche el coto como es fuero”, de donde se desprende que existen sanciones económicas o incluso mayores: “que firiere ad alguno o fiziere homezidio o algú otro danno, deve seer costrenido de peitar la pena del homezidio e de emendar el otro danno”.

-Los caballos deben ser “corrientes con muy fuert remetida et cubiertos” ya que deben llevar petrales con esquilas, “campanetas o cascavieyllos” para avisar a los incautos, de tal forma que puedan esquivar su veloz arrancada y carrera, lo mismo que los bofordos mal dirigidos, también se advierte sobre la doma de los caballos: “si cauallo mal enfrenado o mal temprado fiziere danno o matare ome, si non fuere día señalado, que yxieren a alanzar o bofordar, peche el danno o de el dannador”.

-No existen trofeos, tan solo la fama y el prestigio de jugar bien “es alabada aquella uegada más que los otros de nobleza de tirar” y para el campeón que logra derribar el castillete se le otorgan los máximos reconocimientos: "es loado ante todos por avantailla de nobleza”.



martes, 18 de marzo de 2008

LA FIN DEL MUNDO

Las lunaciones de aquel año de 1524 habían hecho coincidir la celebración del Viernes Santo con el 25 de Marzo. Pero la conmemoración de aquel día venia cargada de espantosos augurios: los astrólogos, los sabios de la Corte, los quirománticos y hasta los cabalistas judíos no tenían ninguna duda en afirmar categóricamente que la inusual conjunción de Saturno, Júpiter y Marte, en la casa de Piscis nos traería un nuevo diluvio universal el cual causaría enormes catástrofes, augurando "LA FIN DEL MUNDO" para aquel mismo Viernes Santo.


Carlos I, que había nacido en un bacín con su siglo, recibió el infausto vaticinio estando en Burgos, siendo ya por entonces el poseedor del más vasto imperio que jamas conociera la humanidad. La osadía de su juventud le había hecho desoír, en un primer momento, aquellos malhadados oráculos, tachándolos arrogantemente de simples patrañas.

Mientras tanto los potentados y nobles, al conocer la inquietante noticia, se apresuraron a refugiarse en sus más altos baluartes acompañados de sus familias y menestrales con gran acopio de viandas. Por otra parte, los más ricos comerciantes habían fletado grandes y poderosas naos, algunos incluso mar adentro, donde salvaguardarse ellos y sus mercaderías, en tanto que las nobles gentes de Castilla; unos se habían acogido en la resignación cristiana al refugio de los templos, mientras que otros, más pragmáticos, habían gastado en diversiones sus pocos dineros, con la intención de arrepentirse justo antes del ultimo de los días. De nada sirvieron las prédicas y octavillas impresas que había lanzado el Insigne Maestro de Alcalá D. Pedro Ciruelo, con las que trataba de sosegar los ánimos de la población intentando demostrar la vanidad del anuncio de tan grande calamidad que a todos amedrentaba

A media mañana del día 22, Martes Santo, un escuadrón de la caballería imperial, pertrechados para la marcha, irrumpió en tropel en la Plaza del Mercado Mayor de Burgos, formando a ambos lados de la puerta del Cordón del Palacio de los Condestables de Castilla donde se aposentaba el Emperador. Grande fue la alarma y expectación de los vecinos que como todos los martes celebraban mercado y grande fue la apresurada muchedumbre que siguiendo el resonar de los cascos de los caballos por las empedradas rúas se arremolinó frente a la explanada del palacio. D. Carlos, viendo que se aproximaba el anunciado día de “La Fin del Mundo”, se había dejado llevar de los consejos del de Xebres, su principal valedor, y como medida de precaución había decidido trasladarse al vecino convento de Jerónimos de Fredesval, sito a pocas leguas por el Real Camino de Santander.

Sonaron clarines y nácaras mientras los jinetes de la imperial hueste humillaban sus picas, exornadas con el gallardete de Castilla, ante la presencia de la apuesta figura del joven emperador que cabalgando un soberbio corcel abandonaba el palacio seguido de los principales de su corte, a su derecha se reconocía al Condestable D. Iñigo, por su larga y guedejuda melena blanca, y a la izquierda Laxao, fácilmente identificable por su rubicundo rostro. Cerrando el séquito cabalgaban nobles castellanos revestidos de capas aguaceras, pues el plomizo cielo ya barruntaba las presagiadas grandes lluvias, y también acompañaban caballeros teutones tocados todos con sus inconfundibles gorras de velludo carmesí guarnecidas de plumas, cada uno a su color.

La imponente comitiva se abrió paso entre las genuflexiones de los trajineros que por el Camino del Pescado de Santander se dirigían a la Puerta de San Gil donde debían pagar las tasas por introducir el pescado fresco y las salazones que se consumirían durante la preceptiva abstinencia del Viernes Santo. El amenazador celaje y el desolado ambiente circundante sobrecogían, incluso, a los más veteranos y bizarros jinetes de la escolta de Guardias Españolas que no dejaban de mirar de soslayo las inquietantes nubes.
"A la llegada del César Carlos al monesterio, todos los freires Gerónimos con el Abat en cabeza salieron a besarle las manos..."
y allí quedó el hombre más poderoso del mundo recogido en oración esperando fatalmente el advenimiento del último de los días. Sin duda pudo haber elegido entre sus muchos y ricos palacios situados a mejor recaudo en otros parajes de su imperio, pero quiso resignarse a morir en aquel austero convento gótico donde su atormentada madre Dª Juana había podido velar los restos de D. Felipe, su padre. Así, al anochecer del Jueves Santo el Gran Carlos de Castilla y de Gante, se dispuso a pasar la ultima noche de la humanidad, allí en penumbra, postrado en oración ante un Santo Sepulcro tan solo alumbrado por cuatro velones fúnebres, mientras aquellos Grandes Señores del Imperio con sus armas y galas enlutecidas por crespones negros, daban guardia al rededor del Sagrado Túmulo entre un impresionante silencio tan solo roto tímidamente por las oraciones de Fray Antonio de Guevara con las que intentaba reconfortarles ante los aciagos acontecimientos que se avecinaban.
Con el alba, un cortante viento, más que lluvia, presagiaba nieve y unos tímidos rayos de sol iluminaron la estancia colándose entre las góticas ojivas del claustro, aún así decidieron proseguir en ayuno y oración durante todo el Viernes donde debía sobrevenir tan grande calamidad.
"Ya en la mañana se acercó D. Iñigo a D. Carlos diciéndole, con gran pesar y congoja, que su bisabuelo, D. Juan II de Castilla en unas sus Cortes de Burgos en 1447, había dado la Ley de “El Perdón del Viernes Santo de la Cruz”, por el cual Perdón se indultaba desde entonces, cada año a un reo, diciéndole que si bien quisiera pudiera exculpar al su sobrino D. Pedro Girón, hijo del Conde de Ureña que se había alzado contra el capitaneando la revuelta comunera, estando desde entonces preso, esperando la ejecución y ya que todos habían de morir en aquel día que aún le llegase el indulto de su imperial gracia.
Mesóse la barba el Emperador y también muy quedo contestóle de los muchos pesares que le habían causado a el y a toda Castilla aquellos nobles levantiscos que contra el se habían soliviantado, confundiendo al pueblo tras de ellos para no perder sus preeminencias, desacreditando el buen nombre de las gentes Castilla, haciendo que el mismo mirase desde entonces con ojos mas desdeñosos al Reino de su madre mientras tenia que ver con mas agrado los apoyos que recibía de los tudescos de la línea de su padre, pero que si Dios Nuestro Señor quería perdonar a Nos y nuestros súbditos de nuestras muchas iniquidades, sin hacerles perecer en aquel desaventurado día, el otrosí haría perdonando a D. Pedro."
"Oyó esto Fray Antonio y ansí le hizo llegar una carta al hijo del Conde de Ureña:
“En este monesterio de Fres del Val he predicado la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y la Pascua al nuestro César, en el cual tiempo el Condestable y yo hemos hablado en vuestro negocio; por lo cual debéis estar muy cierto que el Condestable os hace obras de buen tío y yo de buen amigo...”.

Pasóse el Viernes Santo sin los temores esperados y ni una solo gota llovió. El día de la Pascua llegó con un sol confortante y los tañidos de las campanas de todas las Iglesias de Castilla se mezclaron con las albricias de las gentes que corrían a dar gracias a Dios. Aquel mismo día 27, Domingo de la Resurrección firmó D. Carlos una su Real Cédula donde constaba el perdón otorgado al que fuera Capitán General de la Junta de las Comunidades que contra el se había sublevado.

Como colofón a esta crónica, cabe recordar que aquél renovado voto del “Perdón del Viernes de la Santa Cruz” se sigue concediendo; a petición de las cofradías, cada año desde aquel 1.447, aunque tal vez muchos de los indultados lo desconozcan, lo mismo que desconocemos muchas de aquellas antiguas leyes y foros que engrandecieron Castilla llegando hasta otros reinos y aún perduran.
(Véase también “EL PERDÓN DEL VIERNES SANTO DE LA CRUZ”, entrada de Abril 2009)

jueves, 6 de marzo de 2008

BURGOS, 18 DE ABRIL DE 1808; "EL DOS DE MAYO BURGALÉS"


Madrid es Castilla desde, por lo menos, el 933 fecha en que su fortaleza es reconquistada por Fernán González, incorporándose desde entonces a su incipiente Condado Independiente. El 2 de Mayo, estos castellanos conmemoran la fiesta de su Comunidad recordando los sucesos de esta fecha de 1808 en que el pueblo de Madrid se supo levantar contra la invasión francesa, como se puede leer en una lapida conmemorativa ubicada cerca del Palacio de Oriente:


A LOS HÉROES POPULARES QUE
EL 2 DE MAYO DE 1808
INICIARON EN ESTE MISMO LUGAR
LA PROTESTA Y SACRIFICIO CONTRA
LAS TROPAS EXTRANJERAS





Y no será raro escuchar, una vez mas, que fueron los primeros, no obstante y sin querer quitarle ningún mérito a aquel glorioso episodio y en honor a la verdad hay que reconocer que los primeros en levantarse contra los ejércitos de Napoleón fueron los burgaleses, veamos como ocurrió:

Burgos, estaba ocupado por las tropas francesas, en numero de 14.000, numero excesivo, para su escasa población de entonces. Los desmanes ocasionados por la arrogante soldadesca, habían hecho ponerse en su contra a las clases populares con las que convivían. Así, no es difícil haber escuchado en Burgos anécdotas como la de una brava criada del Parador del Consulado, que al verse acosada, resolviera con notable ingenio, enseñar a beber en porrón a su violentador, para que cuando este acercase el pitorro a su boca, darle un empujón, clavándoselo en el gaznate y así poder huir. O también como cuando el general Bessieres, recomendaba a sus oficiales, que solían cenar en el barrio de la Colación (S. Esteban), se abstuviesen de retarse a espada con los burgaleses, pues aunque aquellos bizarros gabachos dominaban el arte de la esgrima, los castellanos no dudaban en emplear, en caso de desventaja, una daga que solían portar atravesada al cinto en la espalda y que utilizada hábilmente con la mano izquierda, les servia bien para parar los golpes o para clavarla en el costado de su agresor.

El 18 de Abril de 1808, 15 días antes de aquellos memorables acontecimientos de Madrid, sucedió que Fernando VII, “El Deseado”, se tenía que entrevistar en Burgos con Napoleón, este no acudió a la cita, tal vez informado de que en esta ciudad se le preparaba una revuelta, el rey continuo viaje en su busca, ante el asombro del pueblo que esperaba con esta entrevista el cese de la ocupación de los franceses que abusando de su hospitalidad, habían llegado a imponerles: Amo, ley, costumbres y subditaje, en aras de un moderno absolutismo, que se les hacía difícil de digerir.

Ante esta expectación llegaron noticias de que un correo español que llevaba noticias a Burgos, había sido interceptado y maltratado por los franceses, lo mismo que a varios labradores de la provincia que ejercían de bagajeros obedeciendo ordenes de Savary, esto encendió los ánimos de las clases populares, sobre todo artesanos, que sin dudarlo se dirigieron a casa del Intendente Corregidor para exigirle que cesaran estos abusos, este, asustado decidió refugiarse en el Palacio Arzobispal, que entonces estaba junto a la Catedral, donde le podía proteger la Guardia Francesa.

Los soliviantados burgaleses nombraron una comisión para entrevistarse con el Intendente, a lo que este se negó, así que decidieron en grupo entrar en el palacio, lo que fue recibido por una descarga de fusiles de los Coraceros Franceses. Y así, allí, sobre las escaleras del palacio del Sarmental quedaron tendidos los cuerpos de estos primeros héroes, de los que todavía, una humilde lapida del escultor Valeriano Martínez, situada en las traseras del Arco de Stª María, mirando al lugar donde ocurrieron los hechos, nos recuerda sus nombres:



AL PUEBLO DE BURGOS,
QUE ANTES QUE NINGUNO DE ESPAÑA
SE ALZÓ CONTRA LOS FRANCESES
INVASORES EN ESTA PLAZA,
DONDE MURIERON POR LA PATRIA:
MANUEL DE LA TORRE,
NICOLÁS GUTIÉRREZ Y
TOMÁS GREDILLA.
EL 18 DE ABRIL DE 1808





Hay que añadir, aunque no lo recoge la inscripción, a JOSÉ APÉSTEGUI que resulto herido, muriendo tres días mas tarde.

El 13 de Noviembre de 1814 se celebraron en Burgos diversos actos para celebrar el retorno de Fernando VII, como inicio de las solemnidades un lacayo de la Real Hacienda pregonó al pueblo congregado ante el Rey un documento que por su extensión extractaremos:

“... / ...Ya queda significado que los leales burgaleses fueron los primeros que en 18 de Abril de 1808, declarándose abiertamente contra las tropas del Tirano apoderadas de Burgos... / ...con su heroísmo declararon la guerra que después la Nación ha terminado con tanta gloria... / ...vuestra sangre según la hermosa expresión de Tertuliano ha sido la semilla que con los sangrientos triunfos de que fuisteis primicias, ha restituido a Fernando VII al Trono... / ... ”.


El autor entre componentes del Batallón de Voluntarios de Burgos, en el mismo lugar donde se produjeron los hechos que se narran.


miércoles, 27 de febrero de 2008

LAS MARZAS II

Venus y Marte de Botticelli, simboliza el triunfo del amor sobre la guerra


(viene de Las Marzas I)



1. -La SOLICITUD DE PERMISO para cantarlas, o invocación que normalmente empieza con una estrofa como esta:

CON LA LICENCIA DE DIOS
Y LA DEL SEÑOR ALCALDE
QUEREMOS CANTAR LAS MARZAS
SIN CAUSAR PERJUICIO A NAIDE.

En algunas zonas este apartado comenzaba con la pregunta del mozo mayor: ¿Cantamos, rezamos o nos vamos?, y en función de la respuesta dada por el amo de la casa cantaban, rezaban o se iban en el caso de que aquella casa estuviera de luto o tuviera algún enfermo.

2. -Siguen con un CANTO A LA NATURALEZA, casi invariablemente la primera estrofa de este apartado dice así:
ESTA NOCHE ENTRARÁ MARZO
DE MEDIA NOCHE PA BAJO
CUANDO EL LABRADOR REDOBLA
SUS AFANOSOS TRABAJOS.

Después describen los meses y sus características, por ejemplo:
A MARZO LE SIGUE EL TURNO
EL HERMOSO MES DE ABRIL,
QUE NOS TRAE CON LA PASCUA
AGUARRADILLAS SIN FIN.

3. -A continuación está el CANTO A LA JUVENTUD donde cantan a las mozas, (de ahí que ellas no participen), retratando su belleza, a veces con picardía:
ESO QUE TU TAPAS
CON EL DELANTAL
LAS SIETE COLUMNAS
Y EL PALACIO REAL

Siguen describiendo la anatomía femenina, y ya no se cortan nada, llegando a decir:
ESOS TUS DOS PECHOS
SON DOS FUENTES CLARAS
DONDE YO BEBIERA
SI TU ME DEJARAS

Y ya, definitivamente, se lanzan con esta estrofa:
ESOS TUS DOS MUSLOS
SON DE ORO MACIZO
DONDE SE SOSTIENE
TODO EL ARTIFICIO

4. -Terminan siempre con una DESPEDIDA unida a una petición de obsequios:
YA HEMOS CANTADO LAS MARZAS,
VAMONOS HASTA OTRO DÍA,
MAÑANA ESPERA EL TRABAJO,
VÁLGAME SANTA MARÍA,
QUE PARA AÑOS VENIDEROS,
NINGUNO FALTE A LA CITA,
NI FALTEN EN LOS PUCHEROS,
ALUBIAS CON MORCILLITAS.


A veces estos cantares pueden tener un sutil doble sentido, eludiendo elegantemente algún tipo de censura, como cuando dicen:
LEVANTAOS DAMAS
DE ESAS BLANDAS CAMAS
ABRIREIS LOS COFRES
NOS DAREIS CASTAÑAS

Y aún más cuando continúan sustituyendo una rima que el que escucha puede llegar a suponer, con otra mas asonantada, como en el caso de:
LEVANTAOS DAMAS
DE ESOS BLANDOS LECHOS
ABRIREIS LOS COFRES
NOS DAREIS... DINEROS

Otras veces, incluyen bonitos vocablos propios del entorno rural, como en este caso, donde tampoco falta el buen humor:
TRAEMOS UN BURRO
CARGADO DE ARVEJAS,
LLENO DE GORGOJOS
HASTA LAS OREJAS

Donde ARVEJA, es una papilonácea parecida a la algarroba y GORGOJO, ya mas conocido, es un insecto parásito.


En alguna ocasión se muestran exigentes en sus peticiones:
EL VINO HA DE SER BUENO,
HA DE SER DE FIAR.
NO HA DE SER NI DE VILLANUEVA,
NI DE SANDOVAL,
NI DE SOTRESGUDO,
NI DE ESO DE TAPIA,
PORQUE HAY QUE ESTAR SIEMPRE
DESDANDO LA TRAMPA.
Y POR ESO MISMO
NOS DEBEN DE DAR
VINO DE RIBERA
QUE ES MÁS NATURAL.

Y ya para terminar y como conclusión de este articulo me permito incluir una estrofa más, de las de despedida, que dice así:
AQUI TERMINAN LAS MARZAS
SI HAY DEFECTOS PERDONAD
ADIOS TODOS, HASTA OTRO AÑO
EN QUE SE REPETIRÁN.

LAS MARZAS I



LAS MARZAS

¡Feliz año nuevo!. No faltará quien se extrañe al recibir esta felicitación a estas alturas del año, pero tiene su razón de ser, estamos en las Calendas de Marzo, (Kalendae Martiae), que era el principio del año según el antiguo calendario romano por el que nos estuvimos rigiendo en Castilla durante siglos.

Y por esto, esta noche del 28 o 29 de Febrero durante la madrugada del 1 de Marzo, se renueva cada año en los territorios de la antigua Bardulia, de la Castilla primigenia, una antigua tradición que se pierde en la noche de los tiempos unida a nuestra civilización romana y a los pobladores anteriores, estoy hablando del Canto de Las Marzas, que más que una costumbre atávica, es un rito que ha perdurado hasta nuestros días, en forma de tradición oral transmitida de padres a hijos, en una especie de historia no escrita, de una costumbre nunca olvidada que nos une, como digo, a nuestros primeros ancestros.

Marzo era el primer mes romano, su nombre nos recuerda que estaba encomendado al dios Marte, que entre otras cosas era el protector de los jóvenes varones solteros y de sus actividades, y precisamente en estas fechas, en la cultura romana se celebraban Las Equiria que eran unas fiestas exclusivas de los jóvenes varones del imperio, aunque también estaban unidas a ritos agrícolas propiciatorios de la fertilidad y también como bienvenida a la primavera. Estas fiestas tuvieron el calado suficiente en los antiguos pobladores de Castilla: Bardulos, Vacceos, Autrigones... etc., que las acogieron como propias o las adaptaron a las que ellos ya celebraban.

Este rito, esta celebración pagana, es una de las pocas que no fueron adoptadas por el cristianismo y como he indicado al principio se extiende exclusivamente por algunos territorios de la antigua Bardulia, de esta forma perdura en Las Encartaciones de Vizcaya, en varios valles de Santander, en varias comarcas de Palencia y en casi toda la provincia de Burgos, eso sí, en cada zona se presentan con alguna disimilitud, aunque todas son muy afines en contenido, melodía y estrofas. Tal vez la diferencia más notable se encuentra en Santander, donde también participan las mozas a ritmo de pandero, mientras en el resto solo participan los hombres y en algunos casos solo los mozos solteros, empleándose este rito como iniciación a la edad viril adulta.

De esta forma, no es extraño, ver aún en nuestros pueblos a los mozos cantar las Marzas, que sin duda tienen mucho que ver con aquellas Equiria y ritos iniciáticos anteriores e incluso con antiguas ceremonias paganas de fertilización de la madre tierra como ya hemos dicho.
La cuadrilla de Marzantes esta estructurada jerárquicamente, siendo comandada por el soltero mas viejo, en la cuadrilla se ingresa después de la pubertad, debiendo pagar el novicio para poder marcear una determinada “patente” y superar diversas “pruebas de virilidad”, además los recién ingresados deben soportar la Noche de Marzas el peso de las cestas donde se recogen los obsequios, llevar los faroles, o se les encarga de “visitar” las huertas para “recoger” las hortalizas con las que aderezar la cena.

Normalmente son dos grupos que recorren el pueblo, situándose unos a cada extremo de una calle, y otras veces alrededor de hogueras, en otras comarcas cantan en el portal de las casas, sobre todo en las de la novia de alguno de los mozos, siendo incluso frecuente que se invitase a pasar hasta la cocina a los marzantes, y también es acostumbrado que una cuadrilla visite las poblaciones de otro valle, aunque actualmente esté enclavado en otra provincia o comunidad. Con los obsequios en especie recaudados en sus visitas a las casas se celebra al día siguiente una suculenta cena en la taberna o algún local cedido por el Ayuntamiento.

En algunas zonas, dependiendo de la casa visitada, se cantan unas u otras estrofas, así si la casa era de algún principal se cantaban las “Galanas o Floridas”, en la casa del Señor Cura se hace referencia a ella o se incluyen los Mandamientos o las Obras de Misericordia y en el caso de que en alguna casa no hubieran sido bien obsequiados el año anterior les cantan Las Rutonas, de índole satírica, intentando ser mejor recibidos. Pero, eso sí, en todos los casos los mozos siguen rivalizando como los gallos en cantar intentando despertar a la naturaleza con sus, aunque monótonos, sentidos versos y se responden unos a otros, alternando en las estrofas que normalmente constan de cuatro apartados: (sigue en Las Marzas II)

CABALLERÍA VILLANA



Castilla nace guerrera, la necesidad de defender nuestros territorios nos hizo construir fortificaciones militares en nuestros alcores capaces de mantener nuestra independencia. Esta particular línea de nuestro cielo, marcada de torreones y almenas dio nombre al paisaje de nuestro país: CASTILLA.

Somos estirpe de guerreros; los godos, pueblo indómito, aquí establecido después de su periplo europeo que había hecho sucumbir al imperio romano, prácticamente no conocía otra forma de vida que la conquista y consolidación del territorio.

Estos godos, asentados ya en la Bardulia, convivían, “manu militari”, con un rico campesinado de origen hispano – romano que tampoco había dejado las armas por tener que defenderse aun de los anteriores pobladores: Autrigones, bardulos o bascones, entre otros, que asimismo habían demostrado amplia capacidad defensiva contra las legiones romanas.

En este orden de cosas, y una vez conseguida una prospera convivencia pacifica, donde los godos aportaban sus conocimientos guerreros, protegiendo al resto de la población, llegan las “arrantcadas” moriscas, llamadas por ellos “aceifas” o “algaras”, que sin dar batalla, arrasaban las propiedades y cosechas duramente conseguidas, cuando no exigían alcabalas y tributos humillantes, sembrando el pánico en las villas cuyos pobladores deciden organizarse al mando de un “Comes”, Conde o Señor que ya comandaba una “hueste”.

Muy pronto las “huestes” fueron insuficientes para contener aquellas razzias, esta situación hace que el campesinado, los comerciantes y los clérigos ciñan la espada, acompañada en unos casos de la hoz, en otros de la balanza y en otros de la Cruz, para defenderse en lo que dio en llamarse “CABALLERÍA VILLANA”.

De esta manera crean una incipiente organización militar: “La Mesnada”, compuesta de “peones” de infantería y “ginetes” a caballo, comandada por el “mesnadero“ y los “decenarios” que ejercían el mando subalterno. Cada mesnada tenia un “alférez” portaestandarte, un “anubdator” que se encargaba del alistamiento y la logística, también existían “sayones”, “añafiles“ y “atalayeros” destinados a transmitir las ordenes y dar la alarma haciendo sonar sus cuernos de guerra, y ”Servidores de Abnudas y de Almenas”, encargados de la alimentación y la fortificación, “Escoltas” para la seguridad y “Escuderos”

Mediante el ejercicio de las armas, aquellos habitantes de ciudades y villas entraron en la historia y en las leyendas de gesta de la mano de los héroes épicos castellanos que eran sus lideres naturales, adquiriendo el rango social de caballeros, siendo ya reconocidos como tales en el Fuero de Castrojeriz del Conde García Fernández, (hijo de Fernán González), en el año 974, donde se les equipara a los “Infanzones”, y más tarde por diferentes reyes, como el privilegio de hidalguía otorgado por Alfonso XI, desde entonces y para siempre en adelante, a los hijos de la ciudad de Burgos que hubiesen colaborado en varias “fonsadas” o llamamientos.