miércoles, 14 de enero de 2009

SAN LESMES; UN FRANCÉS, PATRÓN DE CASTILLA

En Loudun, en el Poitou francés, allá por el 1.030, en el seno de una familia noble, nació Alleaume. De su infancia poco se sabe, pero es probable que al igual que otros hijos de noble se formase en alguno de los conventos de su región. En su juventud, siguiendo el deseo de su padre, entró al servicio del Ejército del Rey de Francia, donde dio grandes muestras de valor y demás virtudes militares siendo un ejemplo para sus compañeros y subordinados.

A la muerte de sus padres abandonó el ejercicio de las armas, repartiendo sus pertenencias entre sus escuderos y después de peregrinar a Roma tomó el habito de S. Benito en la Abadía de “Domus Dei”, la actual “Chaise Dieu” en la Auvergne cuando era Abad S. Roberto, poco después fue ordenado sacerdote en Clermont – Ferrand. A la muerte de S. Roberto es elegido Abad por toda la comunidad, pero como su humildad no le permitía el ejercicio de tan alto cargo renunció a él dos años mas tarde, en esta época ya se le conoce con su nombre latino de Adelmus. Pronto adquiere fama de santidad, llegando a sanar milagrosamente a la Reina Matilde, la esposa de Guillermo “el Conquistador”, de la misma forma que libraba de la peste a quien comía del pan por el bendecido.

Constanza de Borgoña estaba casada a la sazón con Alfonso VI de Castilla, quien siempre había mostrado preferencia para sus matrimonios por princesas extranjeras y es, precisamente Dª. Constanza; conocedora de la fama de Adelmus, quien se empeña en hacerle venir en contra de sus deseos a Castilla, así puede leerse en el “Bezerro de Sant Joan”:
" La dicha Reyna Doña Constanza, pidió al Rey, su marido, que trojese al Santo Varón Adelelmo, para que con su santidad amparase a este Reyno de Castilla".
En un principio Adelmus rechaza la invitación, siendo conminado en varias cartas por la reina, quien llega a decirle: "Te conjuro de parte de Dios que si no quisieres venir y descuidares en llegar a esta tierra de Castilla, que con gran deseo te espera, Dios te lo demandará por las almas que se pierdan".

Obligado de esta forma y obedeciendo el deseo del Papa Gregorio VII de sustituir en Castilla el rito mozárabe por el latino, llega a Burgos sobre el 1.081, siendo recibido por los reyes quienes le nombran: Consejero, Confesor y Abad de su Reino, siendo muy posible que en esta época coincidiese con el Cid Campeador en algún acto de la Corte. Pronto los castellanos, ante la dificultad de pronunciar correctamente su nombre; lo van adaptando a su lengua, así primero es Adelelmo, después Adelelme y Alesmes, hasta llegar a Lesmes, nombre por el que es, a partir de entonces, conocido.

En el 1.085, Alfonso VI le pide que le acompañe en la toma de Toledo: "El Rey dispuso sus ejércitos de una parte del Tajo, sitiando la ciudad, de los moros mucho bien guarnida. Una noche díjole Lesmes al Rey que aprestase sus gentes pues aquella misma noche se había de tomar Toledo. Estando descuidados los moros, por donde el río era mas profundo, tanto que se podía navegar, Lesmes trazó la Señal de la Cruz sobre las aguas, pasando el río a lomos de un rucio o jumentillo, sin que llegase la agua a mas de las corvas de su caballería y así le siguió todo el ejercito y aquella noche se tomó Toledo"

"Quiso el rey agradecerle esta milagrosa intervención, dándole a elegir, entre los de su reino, el mejor lugar que le conviniera para poder servir mejor a Dios", a lo que Lesmes contestó que tan solo quería: "La capilla elemosinaria de Sant Joan que para emendacion de los pecados y recoger a los pobres pelegrinos has mandado construir en Burgos".

Pareciéndole poco al Rey y le dio, no solo, la Capilla de S. Juan, si no también el Hospital y Monasterio del mismo nombre que aun están sobre el Camino de Santiago y durante siglos fueron un importantisimo hito de la hospitalidad jacobea: "Para que allí mores con los freires de Sant Benito y fagais preces por mi el Rey, por Doña Constanza la reyna nuestra señora y por toda Castilla".

En Burgos, Lesmes vive austeramente, repartiendo cada día panecillos a los pobres, a los que conforta e incluso bromea con ellos según cuenta la tradición. Además de los numerosos milagros que se le atribuyen en esta época, todavía es reconocido en Burgos por las importantes obras de saneamiento y encauzamiento de ríos que el mismo dirige, posiblemente aprovechando conocimientos de su etapa militar y que evitaron la peste y las inundaciones que sufría periódicamente la Cabeza de Castilla.

TÍMPANO DE LA PORTADA DEL TEMPLO DE S. LESMES EN BURGOS

De algunos de estos episodios históricos quedan, además de documentos, diferentes obras artísticas, como las vidrieras de St. Pierre en Luodun, o la portada de su templo gótico de S. Lesmes Abad en Burgos, donde se escenifican sus milagros, la travesía del Tajo, el reparto de sus ropas a los escuderos u otras muchas escenas de su vida.

El 30 de Enero del 1.097 muere en Burgos, siendo recogidos sus restos en aquella su primera capilla, que tuvo que ser derribada por Juan I al ser un peligro ya que desde ella se podía escalar la muralla, sus restos fueron trasladados a la inmediata iglesia parroquial que desde entonces lleva su nombre.

Su fama y milagros se siguieron extendiendo por toda Castilla, que en el 1.385 le elige como Patrón y el propio Rey Alfonso VII así lo declara, mandando grabar la efigie del Santo en escudos y monedas junto a la suya imperial: "TOMÁNDOLE POR PATRÓN, DEFENSOR Y TUTELAR DE TODOS SUS REYNOS, FECHOS Y DOMINIOS".

También es el Patrón titular de la Ciudad de Burgos cuya festividad celebra con todo boato y esplendor en dicha fecha desde de tiempos inmemoriales, existiendo actas municipales que recuerdan a la Corporación que debe conmemorarla, como una de 1533, donde se dice que “esta fiesta fue echa a petición de la Justicia y Regimiento de la ciudad, quien esta obligada a guardar de precepto”, u otra de 1617 donde para resaltar la festividad el Ayuntamiento toma el acuerdo de “que se vaya allá en caballo, desde la Torre de Santa María, con sus mazeros y en acto, conforme la ciudad lo tiene acordado”.

3 comentarios:

  1. Y una de las pocas ciudades que en sus fiestas no honra a su patrón

    ResponderEliminar
  2. Blogochenta, no des ideas... Ya en Junio pasamos suficiente frío en los toros, no quiero ni pensar lo que sería celebrar las fiestas en Enero... Aunque igual así conseguiríamos el ansiado coso cubierto (yo soy de sol y moscas, pero bueno...)

    Un saludo

    ResponderEliminar