jueves, 10 de abril de 2008

EL BOFORDO

El Bofordo o hastiludium es nuestro “Juego de Bofordar”, también denominado “Lanzar a tablado”, se trata de una justa o torneo que se viene realizando en Burgos, con alguna interrupción, desde el S VIII, al menos y donde aún se recuerda a los afamados “Bofordadores Burgaleses” que incluso cuentan con sitio y calle en su memoria y aún se celebran este tipo de torneos con motivo de algún fasto.
Además del nombre de la competición, el bofordo es un venablo corto arrojadizo muy a la usanza de los godos, al que la RAE llama bohordo, en francés es “bohort”, en la Crónica Godo lusitana (1140) se cita como “buffurdium” y en la “Estoria” de Alfonso X “El Sabio” ya se denomina “bofordo”:
“demandó por un caballo é tomó un bofordo en la mano, é fuese al tablado”

En el Poema de Fernán González se nos narra que en el 932 durante los desposorios de “El Buen Conde”, que era como le llamaban, con doña Sancha hija de Sancho I de Navarra, ya hubo juegos de bofordar, según las costumbres de la época para mayor esplendor de los esponsales:

Fuéronse para Burgos cuando ir se podieron;
Luego que alli llegaron grandes bodas fecieron;
Non alongaron plazo, bendiciones prendieron;
Todos, grandes e chicos, muy gran gozo hobieron.

Alanzaban en los tablados todos caballeros;
A tablas e escaques jugan los escuderos;
De otra parte mataban los toros los monteros;
Habia ahi muchos cítulas e muchos violeros.

En el Cantar de Mío Cid se cita como “Los Juegos de tener armas y quebrantar tablados” y nos explica en el episodio de las Bodas que dichos juegos consistían en matar muchos toros, alanzar tablados y bofordar:

Todas las gentes del Cid con júbilo los miraban,
Las armas iban jugando, los tablados derribaban”.

“Los Siete Infantes de Lara” comienza con:
“Los Bofordadores en las bodas de Doña Lambra”:

Andudo con sus compañas fasta a Burgos llegare,
por veer los trebejos que fazían e el tablado lançare,
para doña Llambra con sus dueñas mandó ý tienda armare.

Primero lançó su vara el conde Garci Fernández
e después lançó otrosí el bueno de Ruy Velázquez,
e después Muño Salido, el que bien cató las aves,
e muchos de otras partes; e desí lançó Alvar Sánchez.

En este episodio se narran las bodas en Burgos de doña Lambra de Bureba con Ruy Blazquez, a las que asistió García Fernández “El de las manos blancas”, segundo Conde de Castilla, hijo de Fernán González y primo de la desposada. Siguiendo la costumbre, para dar realce a las nupcias, se jugaba el bofordo, para ello se montó un alto tablado en la glera de Burgos. Los bofordadores salían uno por uno, a galope tendido de su caballo para arrojar un solo bofordo contra un castillete de madera que se erigía sobre el tablado, quien tenia tanta pujanza en su brazo y tanta destreza como para derribarlo de un solo golpe certero era considerado como campeón, aunque también se consideraba el traspasarlo de parte a parte:

Esforçandose de ferir aqueill tablado et destruyr segunt su poder

Con ocasión de las largas estancias en Burgos de Felipe el Hermoso junto a su esposa la Reina Juana también se juega el bofordo, según relata Antoine de Lalaing en su “Voyage de Philippe le Beau en Espagne (1501), e incluso hay quien dice que el propio Rey participó en la liza junto a cincuenta gentilhombres.

Estas justas están reguladas por muy exactas normas:

-Se debe contar con autorización para celebrarlas y se debe pregonar la fecha y lugar donde se han de realizar para conocimiento general.

-Para evitar daños, los bofordos deben tener la punta amolada o protegida con una funda de hueso: “fierro ninguno agudo, enbotado ni enquara taillado, con sortilla de fierro o de cera o de huesso”. Incluso en alguna ocasión se indica expresamente que las armas no deben llevar casquillo: “todo cauallero que traxiere fierro en la lanza el día que ixieren a bofordar pecho ii morabetinos a los otros caualleros et si trayendo fierro fiziesse danno peche el coto como es fuero”, de donde se desprende que existen sanciones económicas o incluso mayores: “que firiere ad alguno o fiziere homezidio o algú otro danno, deve seer costrenido de peitar la pena del homezidio e de emendar el otro danno”.

-Los caballos deben ser “corrientes con muy fuert remetida et cubiertos” ya que deben llevar petrales con esquilas, “campanetas o cascavieyllos” para avisar a los incautos, de tal forma que puedan esquivar su veloz arrancada y carrera, lo mismo que los bofordos mal dirigidos, también se advierte sobre la doma de los caballos: “si cauallo mal enfrenado o mal temprado fiziere danno o matare ome, si non fuere día señalado, que yxieren a alanzar o bofordar, peche el danno o de el dannador”.

-No existen trofeos, tan solo la fama y el prestigio de jugar bien “es alabada aquella uegada más que los otros de nobleza de tirar” y para el campeón que logra derribar el castillete se le otorgan los máximos reconocimientos: "es loado ante todos por avantailla de nobleza”.



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